Deducciones lógicas de cualquier miembro de una sociedad común y corriente.
En tiempos de pandemia, todo cambia. El virus que se instaló en el mundo hace ya seis meses trastocó algunas actitudes, nos hizo esconder como si viviéramos en una guerra, nos hizo dejar de abrazar, de besar, de visitar a nuestros seres queridos y por sobre todo eso, casi no nos dio opciones de ocio.
Ahora bien, el gran interrogante es si se pueden aceptar las decisiones gubernamentales tras los argumentos esgrimidos.
De hecho, es díficil de sostener desde la lógica. ¿El virus no puede propagarse entre las personas que van a un gimnasio, un bar o restaurante pero sí en uno que va al río?
Rara contradicción que no está avalada con ningún desarrollo científico por parte del Ministerio de Salud ni la cartera de Epidemiología de la provincia. Simplemente porque no hay ningún elemento válido. ¿Cómo creer que yendo en un auto a pasear una familia no se contagie y yendo en una embarcación sí? ¿Cómo no contagiarse tomando un café en en bar y sí tirando una caña en el río al aire libre?
Hay misterios de la ciencia que nunca saldrán a la luz y mucho menos si los que deciden por sobre nuestras vidas no entienden mucho de esas cuestiones.