Farrokh Bulsara fue recibido con los brazos abiertos el 5 de septiembre de 1946. El don de la euritmia no tardó mucho en brotar en el pequeño Freddie, cuya infancia osciló entre Tanzania y la India, en donde aprendió a golpear con frescura las teclas del piano. Su vida dio un vuelco de 180 grados cuando las cosas comenzaron a ponerse feas porZanzÃbar, a raÃz de una violenta revolución que terminó con el reinado del sultán Jamshid bin Abdullah. Inglaterra le dio cobijo desde entonces, y fue allà donde terminó de desarrollar su talento musical junto con otras bandas.
Tras una serie de idas y venidas, el chico de ZanzÃbar se topó con «Smile», un grupo orquestado por Brian May y Roger Taylor, un par de melenudos con los que habÃa entablado amistad en encuentros anteriores. Bulsara se convirtió en el vocalista de la banda, a la que llegó a convertir en una extensión de sà mismo. Decidió cambiar su nombre original por el de «Queen», y ya que estaba enfaenado también renovó el suyo propio. A partir de entonces se le conocerÃa como Freddie Mercury, término que rescató de la canción «My fairy king», que habÃa dedicado a su madre.
El éxito no se hizo esperar. Bajo la batuta del zanzibareño, «Queen» alcanzó la fama, primero; y la gloria, después. La banda fue reconocida por la crÃtica como una de las más exitosas de la historia gracias a temas como «Bohemian Rhapsody», «I want to break free», «Don't stop me now» y otros muchos que ahora se pueden ver hasta anunciando medicamentos en la televisión. Su ascensión fue imparable, como innegable es su legado.
Freddie Mercury falleció a los 45 años, vÃctima del sida. Murió joven, como no podÃa ser de otra manera. Como Presley, como Hendrix, como Morrison. Y sin embargo sigue cumpliendo años, imborrable, como si su voz no se hubiese separado de nosotros.
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