¿QUÉ HACEMOS EN CUARENTENA?

¿Qué hacemos en casa? ¿Dormimos? ¿Leemos? ¿Miramos televisión? ¿Pasamos horas frente al celular o la computadora? ¿Cocinamos? ¿Comemos?
Muchos interrogantes, pocas respuestas. La opinión de los profesionales se hace imprescindible en este momento de aislamiento social en que está inmersa la sociedad argentina en concordancia con muchos países del mundo.

Arroyo Al Día de Noche consultó a la Licenciada en Psicología Rita Maggio, que puso algunas luces sobre la oscuridad de nuestras vidas: "Nos encontramos ante algo desconocido y no sabemos cuándo va a terminar de atacar. Es una situación que nos atraviesa a todos en el mundo y como no estamos acostumbrados a solucionar problemas que no conocemos, nos desenvolvemos mejor ante algo conocido. Nos encontramos conviviendo las 24 horas con la familia cuando antes estábamos muy poco. Tenemos que hacer una readecuación de la forma de trabajar, los horarios para comer, los vínculos".

Los hábitos que debimos cambiar fue un tema que abordó: "Teníamos el hábito de lavarnos las manos pero no de hacerlo de manera extrema como ahora. Expresamos mucho, somos así los argentinos y de repente tenemos que dejar de abrazarnos, de besarnos al saludarnos. Es demasiado el cambio. Es momento de buscar lugares en nuestra casa, de mitigar esa sensación de ahogo, buscar el balcón, cambiar de aire y asumir que no todos en la casa pretenden hacer lo mismo. El cambio fue radical".
"El respeto a la cuarentena va a hacer que cuidemos de nosotros y del otro", dejó como sentencia la profesional.

"El encierro nos afecta a todos de distinto modo, no dormir bien, ingerir más alimentos, sentirse ansioso, son algunos de las acciones que no hacíamos habitualmente. Estamos preocupados por la sanidad del cuerpo para no enfermarnos y dejamos de la lado el costado psicológico", aclaró.

El aspecto informativo puede dañar la psiquis desde distintos lugares: la desinformación, que nos hace neófitos en la materia o la híper información que nos puede acarrear muchos temores y males. Al respecto aconsejó: "La idea sería informarse una vez por día, no antes de ir a dormir, durante el café, el almuerzo o la merienda. Tratar de escuchar música, leer un libro, hacer algo que nos distraiga. Y cuidar mucho a los mayores porque hay información que puede angustiarlos. Habrá que ponerle límite a la información".